La Orden vive bajo el influjo del Espíritu Santo, fuente de caridad. Sus miembros se consagran a él de modo especial y toda su actividad la realizan bajo la docilidad a este Divino Espíritu, ofreciendo, también, el sacrificio de sus vidas, por la Iglesia, el Sumo Pontífice y las almas más necesitadas del influjo y gracia del mismo Divino Espíritu.

Varias veces al día se rezan los himnos litúrgicos: "Ven Creador Espíritu.." y "Ven Espíritu Santo..." pidiendo su asistencia.

Una vez al mes, se tiene un día consagrado especialmente al Espíritu Santo, con Exposición del Santísimo Sacramento, rezo votivo propio y Eucaristía, si las rúbricas lo permiten D.O.C.E.S.

Como preparación a la solemnidad de Pentecostés se tienen "Los siete viernes del Espíritu Santo", devoción antiquísima que se remonta en la Orden, según documentos escritos, a antes de 1639. Empezando en el viernes de la semana de Pascua de Resurrección, se continúa los viernes siguientes pidiendo al Divino Espíritu sus dones. La belleza de su composición es deliciosa.

La Novena del Espíritu Santo devoción tan recomendada por la Iglesia se celebra con toda solemnidad en las Casas de la Orden.

La Corona al Espíritu Santo es una devoción que se propaga a los fieles rápidamente. Consta de un rosario de cuentas rojas, dividido en cinco partes; en cada una de ellas hay siete perlas que se pasan diciendo invocación al Espíritu Santo. En cada parte o misterio se proclama y medita la acción del Espíritu Santo sobre la persona de Jesús.

La Orden ha tenido siempre una gran devoción a la Santa Faz de Jesús y a ella consagra sus oraciones.

Posteriormente y a raíz de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque prendió, fuertemente, en muchas Casas de la Orden el culto al Sagrado Corazón de Jesús. El Monasterio de Sevilla le tiene consagrado en su iglesia un altar, que fue el primero que se tuvo en la ciudad. Y ya al final del siglo XIX se funda en Sangüesa (Navarra - España) un Monasterio dedicado a la reparación.

En el Monasterio de Sevilla (España), existe una devoción singular a una imagen de un precioso Niño Jesús, que llaman Milagroso. No se sabe la procedencia del mismo, ni su autor, pero siempre estuvo auroleado por una bella leyenda. Se venera en dicho Monasterio desde mitad del siglo XVII y son tantos los milagros realizados a cuantos se encomiendan a este Divino Niño que el pueblo lo tituló: NIÑO JESÚS MILAGROSO. De toda la geografía española acuden a Él, y su devoción y culto aumentan día a día.

Permanece dentro de la clausura monacal y sólo en días contados se le expone al culto en la iglesia. Así, sólo está expuesto al culto público el día 2 de enero -festividad del Dulce Nombre de Jesús-, la Fiesta de Pentecostés, y, últimamente, todos los primeros domingos de mes.